jueves, 14 de octubre de 2010

El amigo

Tal vez si hubiese seguido las reglas al pie de la letra mi destino hubiese sido otro. O si hubiese escuchado esas veces que una y mil veces me dijeron que, tener sexo a los 15 años no es recomendable. Aunque yo siempre creí que los adultos que te daban este tipo de consejos solo era porque ellos se perdieron varios años de placer en su vida, y bien resentidos pretendían que nosotros también lo hiciéramos. De todas formas no medí riesgo alguno hasta ese mediodía en el que perdí la vida.
El jueves a la noche mientras terminaba algunos deberes de matemática que debía entregar al otro día en el colegio, conocí a Ezequiel en una sala de chat. No es que entre seguido a chatear, pero cada tanto a la noche lo hacía para ver si conocía a alguien que valiese la pena. Con Ezequiel tuve suerte, pase más de cuatro horas hablando con él. Tenia veintiún años (siempre me gustaron un poco más grandes), trabajaba con el padre en una maderera en Temperley. Después de que me pasara algunas fotos, de las que me enamore en seguida, me invitó a que al otro día luego que yo saliera del colegio fuese a su casa. Sus padres no estaban. A mí un poco de miedo me daba, además tenia que tomar un tren (yo vivía en Palermo) y mucha idea no tenía. Pero bueno las imagenes de Ezequiel en pantalla eran motivo más que suficiente para arriesgarse un poco. Sobre todo una de ellas en la que estaba parado en el borde de una pileta a punto de meterse. El abdomen casi perfecto como me gustan a mi, no exesivamente trabajado pero si un poco. Las dos lineas que bajaban a la zona pubica exitaban. Su cuerpo era armonico al igual que su rostro. Una nariz pequeña, acompañada de una sonrisa picara y el pelo casi rubio enmarañado. Dado ese panorama no pude negarme a aceptar su invitación.
Sali del colegio, ya le habia advertido a mi madre que pasaría la tarde en lo de Lucas, y convine los subtes de forma tal que terminase en Constitución. Nunca habia estado allí. Mi uniforme del colegio lo delataba. A pesar de mi estado nervioso continuo. Pense que mi recompenza esa tarde valdria el esfuerzo. El viaje en tren duraria aproximadamente treinta minutos. Durante el recorrido nunca dejaron de pasar vendedores de toda clase de cosas, panchos, relojes, musica. No compre nada. Cuando bajase en la estación tenia que caminar una cuadra y en medio de la plaza Ezequil me estaria esperando. Lo iba a reconocer por una gorra blanca nike que llevaria puesta. De todas formas eso era innecesario, si imagen nunca iba a desprenderse de mi retina. Llegue a la plaza y habia muy poca gente. Ezequiel no estaba. Le mande un mensaje. A los pocos segundo mi celula sonó, era él. Mi respiracion se entrecortaba, estaba más nervioso que nunca. Ezequil me explicaba que se le habia echo tarde, que estaba cerrando el negocio proque el padre no estaba y que me iba a pasar a buscar un aigo suyo y me llevaria hasta alla, que no me preocupara por nada. Corte. La situacion me puso mucho más nervioso. No sabia si volver a la estacion y tomarme el tren de regreso o esperar a su amigo. Ahora si no estaba seguro, pero tal lejos habia llegado que un poco más no me haria daño alguno. Pasaron cinco minutos y de un Ranault 12 azul bajó un hombre que caminó hasta dodne me encontraba yo. Se presentó y dijo ser Victor, un amigo de Ezequil de la maderera. Él me llevaría hasta la casa de Eze. Victor era gordo, rondaria los cuarenta años y su apecto a simple vista era desagradable. Pero pense que si solo me serviria de remis, no habría nada de malo. Asique subo al auto. Apenas cerro la puerta y puso en marcha el vehiculo, acaricio mi pierna y dijo que yo me veía muy bien. Arranco y manejo por más de treinta cuadras. Me empece a preocupar. Victor no dejaba de hablar de cosas sexuales. Era gay. En le momento que quiso saber en como yo se la chuparía a Ezequil, me asuste de verdad. Casi al borde de la desesperacion le pedi que me bajara con lagrimas en los ojos. Victor insistió en que solo faltaban un par de cuadras, que nada iba a pasarme. El auto estacionó en la fondo de una casa. Sobre el barro. Llegamos a casa, Ezequiel te espera adentro. El miedo me invadió por completo. Me tomó del brazo y con bruzquedad me metió dentro de su propia casa. Por supuesto a esta altura ya sabia que Ezequiel no existia, y pensaba en lo idiota que habia sido. Victor me empujo sobre la cama, como yo no paraba de moverme y gritar me amordazó. Me quito toda la ropa casi desgarrandola y me ató pies y manos. Quede inmóvil, aterrado. La boca del gordo llena de baba empezaba a recorrer mi cuerpo desnudo. El cuello, la panza, el sexo. Me puso de espalda y su lengua babosa jugo en mi ano. Y un dolor enorme se apodero de mi. Su pene me había entrado en mi cuerpo. El cuerpo gordo y desagradable me aplastaba. Casi no podia respirar. Perdí el conocimiento.
Desperté en la cama de un hospital y la cara de mi madre desde arriba llena de lagrimas decian todo lo que estaba pensando. Del gordo nunca más supe nada. Ojala este muerto, auqnue no creo que así sea.

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